De base se trata de una dinámica no directiva, aunque si lo consideramos pertinente te puedo proponer algunos ejercicios así como incorporar a las sesiones alguna práctica de consciencia corporal, role-play, etc.

La duración de las sesiones se pactan al inicio y suelen durar entre 60 y 120 min; varian en duración y estructura según sean individuales, grupales o familiares, y se adaptan según cada edad y necesidades específicas.

En arteterapia siempre somos, como mínimo, tres: tu, tu obra, y yo.
 
Aquí tu obra tiene valor, no por su destreza artística, sino por su asombrosa capacidad de convertirse en interlocutor de aquellas y aquellos "nosotros" que tantas veces se han quedado sin voz y sin mirada y que están en la base de nuestros conflictos. No importa cómo sea el resultado estético de tu trabajo, importa lo que nos dice con su lenguaje simbólico y el cómo ha llegado hasta aquí a través de tu cuerpo, rodeado de tus sensaciones y pensamientos a la vez que acompañado con respeto por los míos. Es tan importante la imagen final cómo el proceso y todo lo que te ha ocurrido mientras lo realizabas.
 
¿Qué nos cuenta y qué no nos cuenta? ¿Cómo lo hace? ¿A qué nos recuerda, a qué se parece? ¿Cómo es la diferencia entre lo que pensabas hacer y lo que surgió finalmente?¿Qué ves tu y qué crees que ven los demás? ¿Qué ha ocurrido en tu cuerpo mientras lo hacías? ¿Añadirias algo ahora?¿Qué sientes cuando te dejas llevar y qué ocurre cuando te bloqueas? ...preguntas cómo éstas y muchas otras son un ejemplo del tipo de conversaciones que nos permitirán ir desplegando la obra y conectarla con aquello que te ha traído a consulta. 

Aunque a veces podamos hablar de símbolos universales y mitos, mi tarea no es hacer una interpretación del resultado, sino crear un ambiente lo suficientemente seguro en el que puedas aprender a escucharte y a encontrar tus propias respuestas. En el que cuando te sientas preparado/a puedas acceder a esos lugares propios que permanecen confusos, que han quedado inexplorados o encerrados bajo llave. Bajo este clima, tu obra se convierte en ese espacio transicional en el que poder ensayar y realizar aprendizajes significativos, útiles para tu vida.
 
Usamos el proceso artístico para construir un puente entre dos orillas y en el camino de cruzarlo una y otra vez vamos tejiendo la relación terapéutica que nos permitirá avanzar en el proceso que cada persona necesite.
 
El trabajo con los materiales es siempre una invitación a reconectar con la actitud de juego, a probar, a equivocarse sin miedo, a romper y reparar, a dejar que todos nuestras emociones tengan su lugar y puedan ser acogidas sin juicio. 

El objetivo es conocerte y reconocerte en un estado de confianza, flexibilidad y disponibilidad creativa que te permita resignificar el pasado y transitar con más entereza los retos que la vida te presente.